Ángel G., el compañero que se entregó a la ardua tarea de coordinar el Foro de la Región Patagónica, que unió a la comunidad de A.A. desde Alaska hasta Tierra del Fuego, comparte su historia de Recuperación y Servicio.
Me llamo Ángel G. y soy alcohólico. Llegué a la comunidad el 12 de junio de 1984. Al principio me costó bastante y diría que empeoraba porque me pasé casi tres meses temblando debido a mi ansiedad y cuando creí que no podría aguantar más se produjo un milagro, una experiencia tan grande y conmovedora que cambió mi vida. Después supe que era el despertar espiritual del que se habla en el programa.
A partir de ese momento me fui insertando en la vida de A.A. Mi primer servicio fue en el grupo y luego en la Reunión Plenaria Intergrupal que se realizó en 1985. En adelante empezaría a participar de los eventos que se celebraban y tras mucho trabajo logré que mi grupo madre, "Nueva Vida", se integrase activamente a la estructura de servicios de Alcohólicos Anónimos.
Empecé a participar como Representante de Servicios Generales (R.S.G.) en el Área Sur de Córdoba. Trabajé sucesivamente en varios comités en conferencias de servicios generales. En la Junta de Servicios Generales (J.S.G.) pudimos realizar una serie de cambios. Tuve la suerte de ser convocado para servir en la Reunión de las Américas (REDELA). Como había sido el custodio más cercano a la Patagonia, la J.S.G. me pidió que actuara como un enlace ayudando al Custodio General. Por decisión de la Conferencia de Servicios Generales se resolvió brindar apoyo a la Región VI. Este primer Foro de la Región VI fue el resultado del trabajo de un gran equipo. Personalmente, fue el broche de oro de pertenecer a esta hermosa comunidad que me salvó la vida y me enseña a vivir un día a la vez.
Gracias por estar, los necesito y los quiero. Felices 24 horas.
Ángel G.
“... y nos dimos cuenta, más claramente que nunca, de lo peligroso que podría llegar a ser "la fe sin obras". De esta manera, la consciencia colectiva de A.A. sintió por primera vez la llamada al Servicio." Del libro “El lenguaje del Corazón”, capítulo “Servir es vivir”.