El aspecto “espiritual” del Programa de Recuperación de Alcohólicos Anónimos no pareciera gozar de una aceptación mayoritaria en la comunidad profesional científica. Sin embargo, son varios los profesionales de la salud que le dieron el visto bueno a A.A. desde sus inicios. Las investigaciones más recientes no pueden dejar de mencionar, con rigor científico, la efectividad que tiene el plan de rehabilitación de nuestra comunidad (igual o mayor a la de otras).
La idea de un programa de rehabilitación del alcoholismo basado en principios espirituales parece ser refractaria a la mirada científica. La palabra Dios, la religiosidad y la espiritualidad suelen ser considerados conceptos poco “serios” para la racionalidad del modelo de salud hegemónico. Cuando nos acercamos a nuestros amigos médicos, psicólogos, psiquiatras (entre otros) debemos recordar siempre que en el origen de la comunidad hubo algunos de ellos apoyando este aspecto de la recuperación del alcohólico, con mayor o menor grado de reticencia. Para hacer un breve recorrido histórico habría que mencionar al menos tres. El primero es el Doctor Silkworth, quien atendió en el hospital Towns de New York en más de una internación, a Bill W., co-fundador de A.A. Éste tuvo su proceso de iluminación al sentir una poderosa luz blanca que inundaba su habitación del hospital, seguida de una plena consciencia de la presencia de Dios. Si bien el Dr. Silkworth se mantenía suspicaz frente a esta clase de fenómenos, no pudo negar el valor terapéutico del acontecimiento. De allí que le concediera a Bill: “esto es mucho mejor que lo que tenías hasta ahora”. Y que le recomendara, en el tratamiento con otros alcohólicos, que hiciera hincapié en el aspecto físico de la enfermedad (la alergia y la compulsión alcohólica) antes de la consideración de los factores espirituales. Más contundente con la consideración de dichos factores fue el psiquiatra Harry Tiebout quien descubrió que la noción de Dios o Poder Superior, más allá de cualquier creencia particular, es absolutamente necesaria para las características psicológicas del alcohólico. Sólo esta idea puede llegar a modificar un modelo de conducta marcado por el egoísmo, el egocentrismo, el capricho y los sentimientos de omnipotencia. Por eso estima de tanta importancia el Tercer Paso del Programa de Recuperación: “Decidimos poner nuestras vidas y nuestras voluntades en manos de Dios, como nosotros lo concebimos”.
El tercer caso memorable es el psicólogo y psiquiatra Carl Gustav Jung con quien Bill W. sostuvo íntima correspondencia. La mayor contribución de Jung a Alcohólicos Anónimos fue antes de su creación misma, al tratar durante un año a un alcohólico quien finalmente terminó recayendo. Desahuciado, le preguntó al Dr. Jung si le quedaba alguna alternativa para su problema y éste le dijo que la única posibilidad que tenía era la de una experiencia religiosa o espiritual que terminó hallando en los grupos Oxford (grupos cristianos que también confluyeron en la elaboración de los Pasos de Alcohólicos Anónimos). Alcohólicos Anónimos es un Programa de Recuperación del alcoholismo que funda su efectividad en tres planos: el físico, el mental, y el espiritual. Una enfermedad que afecta el cuerpo, la mente y el espíritu reclama, sin ambages, un abordaje holístico de este tipo. Y si no nos creen, escuchemos los aportes más recientes de la ciencia dura: “…la espiritualidad de AA -o religiosidad, como han dictaminado algunos juzgados- es […] un “tema delicado, si no difícil, para la
mayoría de los académicos”.
Más contundente con la consideración de dichos factores fue el psiquiatra Harry Tiebout quien descubrió que la noción de Dios o Poder Superior, más allá de cualquier creencia particular, es absolutamente necesaria para las características psicológicas del alcohólico. Sólo esta idea puede llegar a modificar un modelo de conducta marcado por el egoísmo, el egocentrismo, el capricho y los sentimientos de omnipotencia. Por eso estima de tanta importancia el Tercer Paso del Programa de Recuperación: “Decidimos poner nuestras vidas y nuestras voluntades en manos de Dios, como nosotros lo concebimos”.